martes, 16 de agosto de 2011

EL REINO DE NOJK. EL COMIENZO.


Un sonido gutural llenó de temor a Altira. Algo se aproximaba.
No tendría posibilidad de excusar su visita clandestina si la encontraban allí, aquel era un lugar prohibido, sólo permitido a las viejas dueñas.

Despacio, se retiró del almacén de embriones, parpadeando varias veces, aún cegada por el fulgor púrpura que desprendía el tanque.
Durante una pequeña unidad de tiempo había permanecido asomada a él, hipnotizada por el borboteo del fluído que protegía a los futuros ódriaps.

Había sentido hambre... ya debía de haber concluido el banquete en las salas buihara... Por ello alguna hermana habría notado su ausencia. La buscaban, debía salir de allí. Las entrañas de Nodriza no eran un lugar acertado para una joven Nojk.

Rápida, recogió de manera instintiva los rojos cabellos sobre sus pálidos hombros mientras dirigía una mirada fugaz a su alrededor; la sala de embriones estaba desierta...
Echó su cuerpo delgado sobre el suelo, dejando que los anaranjados énipos y los repugnantes vejtas, especie de gusano de gran longitud, cubrieran su piel.
Reptando sobre el suelo de la gran bóveda, Altira intentó avanzar hacia el final del túnel. Fue entonces cuando, sin comprender cómo había llegado, encontró ante si la esbelta figura de su reina Inharah.

Seguida de un pequeño grupo de hermanas mayores, servidoras de sangre, la reina Inharah vomitaba su desprecio en la mirada que posó en Altira. La joven Nojk se estremeció; ser sorprendida violando las leyes de Nodriza iba a proporcionarle un castigo ejemplar.

Intentó levantarse, pero su cuerpo tembloroso resbaló al apoyar las manos sobre la alfombra de insectos. Sintió el viscoso manto en su rostro al golpearse en él.
Una leve queja salió de sus labios, arrepentida en el mismo instante sintió sobre su espalda el azote del cetro de la reina, tal como su mente había temido sólo un segundo antes.
Lamentar, demostrar ante la gran reina el dolor, era un hecho por sí mismo susceptible de un castigo físico; de un dolor mayor.
Altira se atrevió por primera vez a mirar a Inharah.

Jamás había estado tan cerca de ella y llamó su atención el hermoso color rojo de su sexo, el cuerpo alto y delgado y los pequeños pechos adornados con finas láminas de plata... 
Un deseo carnal, fulminante como el odio traspasó el vientre de Altira; en aquel momento hubiese querido tocar a Inharah, enredar sus pálidos dedos en aquel vello rojo y espeso, sentir el latir de la sangre bajo la piel excitada. Comprobar por sí misma el dulce placer sólo reservado a las hermanas mayores. Vivir en una pequeña unidad de tiempo lo que le hubiese reservado su vida en Nodriza. Los privilegios de gozar de todas las capacidades plenarias, la sabiduría, la madurez.
Los pechos de Altira aún no habían crecido y aunque esto entre las Nojk era un símbolo de belleza, el hecho de poseerlos y adornarlos con delgadas láminas de plata recordaba a todo el reino la madurez, el poder... y la prohibición de tocarlos, despertar el deseo dormido y ancestral de una maternidad olvidada, forzada a desaparecer para siempre.
Las miles de unidades de tiempo ayudaban; la evolución del reino, el domino sobre los ódriaps... El origen humano era un recuerdo detestado.
Por este empeño no podían tocarse, despertar un deseo dormido en aquella lejana naturaleza. Adornarlos entonces era proteger el futuro, el único futuro. La evolución de Nodriza.

Los ojos de la reina, que brillaban en un latido rítmico y tornasolado, impidieron a Altira bajar la cabeza. Permaneció inmóvil, mientras los centenares de insectos envolvían su piel.
Observó aterrorizada la sonrisa que comenzaba a abrirse en el rostro de la reina y en sus hermanas mayores como el descubrimiento terrorífico de la incertidumbre más atroz.
Unos pequeños colmillos asomaron sobre la carne violácea...
En aquel instante volvió a escuchar Altira el mismo estertor que le había puesto en alerta, pero esta vez envolviéndola, estremeciendo su cuerpo con su cercanía.

Entonces lo supo; jamás volvería a ver a sus hermanas...







3 comentarios:

Pedro Estudillo dijo...

Espeluznante futuro el que nos auguras. Sólo lo salva la belleza con que describes cada sentimiento y emoción. En el cuadernillo de Klandestinos quedaría genial.

Besos.

genialsiempre dijo...

Coincido con Pedro, el texto es estremecedor y muy bueno, ahora yo no lo acabo de ver en "klan-destinos", pero acepto lo que diga la mayoría

Cuenticiente dijo...

Si soy sincera he de decir que me ha costado retomar el universo Nojk... Ahora estoy dispuesta a dejar que relaten su historia, de tal manera que continuaré escribiendo con el convencimiento de que llegaré a alguna parte.
La verdad es que escribí rápida, sin apenas rectificar y he pensado que no estaba bien escrito, así que os agradezco esto que comentáis.
Se lo leeré a los compis mañana, aunque quería llevar algún texto más.
Gracias!