miércoles, 29 de diciembre de 2010

TRESCIENTAS PESETAS

Escogidas las intenciones, desgranando las maneras. Siseando las palabras y escondiendo las miradas.
En un cofrecito de plástico no sé si de la "Nancy" o de los pequeños piratas, allí se guardaban las infantiles ilusiones de cuatro niños todos los años en estas fechas...

El durito de la calle, los cinco de la abuela, el olvido de mamá en la mesita de la entrada. El tesoro anhelado... y aquellas escapadas a la alpargatería de la calle San Miguel que aún vive, bendita sea.
La tendera que reía con sus ojos burlones, delante de nuestras caritas de niños de obrero. Recuerdos.
Aquellos colorines de felpa, todos dignos de una reina, de flores, de rayas, ribetes...
El mejor para mamá: el rosa. O el rojo, o aquel verde precioso. Pero que sean calentitas, a ver si nos llega.
Esperábamos hasta el último día, sin chucherías ni caramelos, pidiéndole a la abuela, contando mil veces los duros. "Aún falta, Tania". "Carmen, a ver qué hay en el bolsillo de la bata..."

Mamá amanecía la mañana de reyes con sus grititos cantarines:
-¡Los reyes!, ¡han venido los reyes!
Y ninguno salía al salón sin las batitas puestas, temblando de emoción.

Y luego ella, que supongo que algo sabría, al desliar aquel papel mal envuelto, al abrir aquella caja de cartón abollado, al oler a zapatillas nuevas. Del número treinta y siete.

-¡Póntelas mamá, póntelas!-chillaban nuestras vocecitas ilusionadas...

sábado, 25 de diciembre de 2010

ESTIMADO SEÑOR PRAT...


Quisiera imaginar que es usted Papa Noël, aunque tengo el gran defecto de imaginarle como un George Clooney aburrido y ocioso...
A pesar de sufrir todos los años esta enajenación metal transitoria, agradezco en grado sumo su amable mensaje navideño.
Llevo años leyendo en mi móvil, todas las nochebuenas su "Bon nadal i molt felices festes. Una molt forta abracada."
Y apesar de responderle, todos los años, que se ha equivocado usted de conocido supceptible de ser felicitado tan amablemente, continua con su felicitación puntualmente cada año...
De manera que terminé por aceptar su amable gesto, al igual que los anuncios de turrón y las lucecitas multicolores...
Permítame a cambio ponerle a usted, mi estimado señor Prat una imagen acorde con la amabilidad de su felicitación navideña.

¡Hasta el año que viene pues!

sábado, 18 de diciembre de 2010

UN AÑO CON EL BLOG


Bueno... Un añito.

Ayer, ayer. Un añito de blog.


Gracias a todos los que me habéis apoyado, a los que me dieron consejos para tratar al cacharro este con diplomacia. Y por supuesto a todos por dejar prendidos en la cornisa vuestros comentarios, siempre cariñosos.


Un beso grande y decir sólo que...

¡¡LO SIENTO, PERO AMENAZO CON SEGUIR, JEJE!!

Imagen: Portaldenoticias.com

jueves, 16 de diciembre de 2010

Quiero ser


...me gustaría ser un ave que escapara, una nube enrededada...
el viento en la presencia, entre los árboles anidada
el correr de todos los caballos y el romper de las olas de todos los océanos...

quiero ser el manto de la noche abrochada de zarcillos, ¡quiero el espejo, quiero el silencio...!

...quiero morir y no ser nada
y de serlo todo me ahogaría
aunque la nada.. no valdría
ni una sola nota de sus cuerdas me serviría...

un do sostenido que retiene mi sangre en la cárcel de mi carne...

¿quién es el macabro invento que me trajo dónde no quise?
...esta broma pesada de existir sólo en un rincón del infinito...
sí... sí quiero ser el manto de la noche abrochada de zarcillos, sólo un sentimiento.

...el ave que escapara... la música que sonara... la ola que rompiera...

...la eternidad desolada

miércoles, 15 de diciembre de 2010

TENOR

He estado viendo a este señor tenor durante varios días... Ahí tiraíto en el suelo, delante de mi sofá. Creo que cantaba CARUSO, me parece. Y puesto que ha estado acompañándome todos estos días de gripe, he creído oportuno hacerle este sentido homenaje...
Gracias por amenizarme tantas horas repantingada en el sofá, entre oasis de ibuprofenos y colocones de antibióticos. ¡Ele!

lunes, 13 de diciembre de 2010

LA MAÑANA

A las siete y media, como siempre.
A esta hora armada de buena escoba, reojos y bostezos salía Marujita al portal de su casa chica, aún más vieja que ella, de paredes encaladas y techos de vigas.

Bartolo ya movía la cucharita del café aventurando el pegote de leche condensada entre hilillos de color negro.
Su cuerpo grande, incómodo sobre la banqueta de la cocina, hacía chirriar todo el armazón, y presagiaba un pronto encuentro de su trasero con las baldosas de la cocina.

El ris-ras de la escoba llenaba el aire de mañana. Más que el café y más que el frío.
Bartolo encendía entonces la radio con sólo estirar un brazo, y sus dedos regordetes se columpiaban de izquierda a derecha con la ruedecita de la emisora. A él le daba igual qué escuchar, cualquier cosa mejor que los pasos de baile de la Maruja...
Entonces ella asomaba la nariz por la reja de la cocina...

-¡Toooolo!-le reñía-¡qué me va a dar la jaqueca!

La luz desperezaba las copas de los árboles y encendía las pupilas de la Maruja. Ya sabía ella que la Carmela vendría doblando la esquina con su bolsa de tela colgada del brazo.
Como todos los días le entretendría un ratito para ver qué le sacaba.
Ella le diría que la prisa la empujaba para ver qué pescao había madrugado... que la niña Sole la estaba esperando con las camas "ventilás". Pero a la Carmela esas excusas no le valían para nada. Maruja se la llevaba jalando la bolsa sabiendo que Carmela venía detrás.

Delante del frutero de la cocina, envuelto en papel de plata para no mancharlo de jugo de peras maduras, le ponía el café todos los días.
Allí les daban a las dos ratos tejidos de cotilleos y recuerdos. Sin gana al principio, pero sólo al principio. Que después le cogían el gusto y allí se quedaban, y muchas veces ni pescao ni pan llevaba la Carmela pa su casa...

Hoy la Maruja tenía el bolsillo de la bata una mijilla descosío. La impaciencia le hacía enganchar el pulgar sobre el encaje, y es que la noticia se le escapaba sola.
Carmela se venía por la esquina con sus adornos de arrugas y su tiara de plata. Ya sabía que hoy también ná de ná; que comían su Sole y ella otra vez verdura del huerto y huevos del corral.

La cocina de Maruja olía a café requemao. La candela todavía estaba encendida echando llamas naranjas en vez de azules, intentando resistir al café derramado.

La taza de Bartolo estaba vacía, la radio en el suelo y él sobre ella. Sus manos regordetas agarraban con fuerza el mantel de hilo, y en sus ojos abiertos se había detenido como un dedo de dios, un rayito de mañana recién levantada...

jueves, 9 de diciembre de 2010

LAS PAPAS BUENAS

A lo lejos se escuchaba...
...Y como un sueño incordiante se dejaron caer por mi almohada.
Creí que lo soñaba, sí.
Pero no... eran reales.
-¡Papas gordas, papas blancas, papaaaaaaaas bueeeeenass!.... ¡qué barbaridad, papas recién "salía" del terreno!... ¡a tres "l'euro" los cinco kilo de papaaaaaaaa!
-¡Papas goooooordaaaaaa!... ¡niña la papaaaaaaaaa!
Y entre mi esforzado sueño se colaron kilos y kilos de papas. Érase un planeta lleno de papas, llovían, volaban, estornudaban, bailaban, se casaban, tenían hijos...
-¡Qué barbaridad!, ¡vamos niña las papa gorda, papa blanca, papa recién "salía" del terreno!...¡A tres "l'euro" las papaaaaaaa gooooooordaaaa!
Yo necesitaba papas. Las quería, necesitaba comprarle a aquella mujer todas las papas. Eran papas gordas, a tres euros los cinco kilos. Y yo quería papas.
-¡Vamo a las paaaaaapaaaaaa! ¡blancas, gordas, buena de verdad las paaaaapaaaaa!
Yo no podía más. Me había convencido, y como sonámbula fui al encuentro de mi felicidad. ¡Aquellas papas buenas!
Pero en el instante en que mi pensamiento ya acariciaba la idea de tener decenas de kilos de papas, en el momento en que me veía ya convertida en la heroína de la barriada haciendo callar a la buena mujer... la voz comenzó a tejerse entre las fibras de los sonidos cotidianos.
Entre el llanto del chiquillo que vive abajo, el arrastrar de muebles de la vecina de arriba, el soniquete de las cacerolas en las cocinas...
Y entre sinfonías de cuerdas de tender que chirrían, ecos de regeton y coches tuneados que aparcan en la acera, me convencí a mí misma de que aquel había sido el "castigo" por haber llegado la noche anterior a las cinco de la mañana...

jueves, 2 de diciembre de 2010

PASITOS DE BAILE.

Algún periodista ha habido en el dia de ayer más espabilao que nadie, haciendo populismo (nunca mejor dicho) sobre el paquete de medidas aportado ayer en el Congreso por el presidente del gobierno.
Y no sé yo si el periodista en cuestión sabe lo que vale el billete de metro o autobús... Que tal vez sí, porque a determinado tiempo a determinados mortales les parece que es más sano bajarse del carro de "taitantos" millones y codearse con el pueblo llano.

La cuestión es que en dicho paquete de medidas, existe una en concreto que va a dar especial bofetón a muchísima gente: la supresión del PRODI, a partir del próximo mes de febrero.
Efectivamente a partir de dicho mes nadie más podrá solicitar el "Programa temporal de protección por desempleo e inserción"
Pero este último detalle no fue señalado convenientemente y durante el día de ayer fueron muchas las personas que pensaron que su ayuda económica iba a ser anulada ipso facto.

Esto fue aprovechado para dar otra vuelta de tuerca al estómago y las vísceras de muchas personas haciendo creer, o mejor dicho: dejando creer que así sería...

De sobra sabemos que será francamente difícil que en las próximas elecciones gane el partido socialista, y que efectivamente estas medidas son más de derechas que otra cosa.
Pero sería fantástico que no se torturase más a los que están abajo.

La oposición y los que montan atrás en la gaviota, parecen perros de presa ladrando. Y entre eso y el baile de patos protagonizado por el gobierno, los hay que vuelven a creer en dios para llegarse a Cáritas, otros le ríen las gracias a la suegra y los votantes socialistas miran de reojo las barbas de Rajoy...

Culito a la pared.

CONMIGO

Su voz de sábado por la mañana era un despertar de alegría.

En la bolsa de tela traía caprichos de crema y azúcar glass. En los bolsillos "sugus" de colores.
Su silencio olía a jabón, sus pasos a suspiros de posguerra.
Me cantaba que era niña.
"Mírame cómo friego los fogones. Tú debes hacerlo así"

Las palmas de sus manos fueron el cobijo de mis miedos, y mi primer amor empezó a morir con sus caricias.

Sus ojos chiquitos lo lloraron todo y su voz antigua me paseó en la mula, y en el campo, y en la casa de los señores, y en la calle de la Palma...
"P'rriba y p'abajo siempre igual".
"El plátano que había era para el que estaba malo...".
"A su amor lo vió por última vez en el redondel de la luna...".
"Mira qué guapo era mi hermano, aunque se cayera de aquel caballo..."

Los embozos de las sábanas engarzaban cantinelas con crujidos de huesos viejos mientras los dedos sarmentosos estiraban florecitas de tela.

A las tres ajustaba el reloj, coreada por nuestras voces infantiles.
Luego se volvía a la barriada.
Para mí por ser más alta era el honor de ponerle el abrigo. "Cuidao con las horquillas, que estén bien puestas"

Paseábamos juntas hasta la parada. Solas las dos.
"Ayúdale a tu madre... ¡Dios quiera que tu padre...!"

Mi primer amor murió entre sus manos...
"Él es rico. Tú eres pobre... Tú eres pobre"

Y entre el recuerdo de los platos con restos de las tartas de cumpleaños, entre el recuerdo de su mano llevándome a la iglesia vestidita de blanco... está mi sangre mezclada en la suya, mis ojos chiquitos, sus rodillas huesudas, la retahila cantada, los suelos fregados, el suspiro del pobre, la fuerza del débil...

...Y su canción en mi pecho.