domingo, 31 de octubre de 2010

A MÍ QUE ME DEJEN EN PAZ

He leído que morirse cuesta caro.
Dicen que entre mil y tres mil euros, tirando por lo normalito. Si tienes una póliza tus familiares pueden respirar aliviados, eso si no quieren extras, claro.

En un nicho o en tierra, con un bonito ataúd de madera noble o incinerados. Hay que decidir muchas cosas, pues.
Se presenta como un arduo trabajo, entonces.

Alguna vez, como todos nosotros supongo, he paseado entre las calles de un cementerio. Es un sano ejercicio por otra parte; para bajar humos sobretodo... y para bajar la líbido también, que aunque no sea objetivo al entrar, terminas notando que como que no tienes ganas de fiesta. Bueno, habrá gente para todo...

Al pasear entre nichos he pensado que es un final un tanto innoble para un cuerpo serrano, y he pensado en biodegradarme. Sí, porque eso del fuego tampoco... que tiene que doler...
Pero biodegradarme no en un sitio tan estrecho dónde uno no puede biodegradarse a sus anchas, que va.
A mí que me dejen dónde pueda descomponerme a gusto. Y apartada de las miradas indiscretas, que seguro no estaré muy bien peinada para recibir visitas.

Yo quisiera darme un bañito en la bahía, por pedir... Y dejar mis carnes hermosas mecidas por las olas a la disposición de mojarritas y charranes. Total, lo mismo lo que noto son cosquillitas y hasta me gusta.
Si es que es más natural, como lo del parto en el agua. Así no se desperdicia mi potencial culinario para con otras especies, y ayudo al desarrollo sostenible. ¿O no es mejor esto a que te encierren en una cajita de lo más hortera? Así le damos por saco a las funerarias, de paso. Si es que me gusta incordiar...
¡Ah, y cantadme por alegrías para que me vaya contenta!
Pero... sin bulla..., que me quedo ciega, sorda y muda antes de que me pase todo esto, seguro.

¡SALUD!

viernes, 29 de octubre de 2010

El "señor Toby"

Alguien lo abandonó en el Parque de los Alcornocales.
Andaría mucho tiempo deambulando por los montes antes de llegar a la casita de campo. Y ya no se fue...
Al principio no quisimos acercarnos mucho, aunque él tampoco mostraba mucho interés por las personas.

Pasaba las horas echado en el leñero. Era un saco de huesos y le faltaba mucho pelo.
Creímos que estaría enfermo, quizás algo contagioso...

Me miró la primera vez. Y en aquellos ojillos perrunos vi la tristeza. Sabía perfectamente lo que sentía; tenía miedo pero conservaba la esperanza de ser querido. Si te acercabas casualmente con la escoba para barrer, él salía corriendo con el rabo entre las patas y la cabeza agachada...

Quizás os parezca una tontería, pero su sufrimiento se me clavó dentro del alma como un puñal. Le imaginé asustado de noche, engullido por una espesa oscuridad. Hambriento, sediento... dejándose las fuerzas mientras marchaba de un lado a otro.

Y ya le quise porque sí. Porque queriendo al pobre animal "vengaba" de alguna manera el maltrato que había sufrido, y la injusticia de haberlo abandonado a su suerte. Porque compensaba así el sentimiento abominable que lo había conducido hasta nosotros.
Lo primero que comió fue un trozo de pan del día anterior. Asustado, pero ávido.
Mis hijas le llevaban magdalenas a escondidas... Las niñas se le quedaban mirando aún inseguras, queriendo jugar con él.
Pero el "señor Toby" no tenía fuerzas para jugar.
En apenas dos días cambió bastante. Era un perrillo joven. Feo..., pero con unos preciosos ojos castaños. Comenzó a recuperar las fuerzas y jugaba con otra perra que a veces iba a la casita de campo.
De esto hace ya un tiempo...

Ahora el "señor Toby" ya no es el mismo. Está gordito y le creció el pelo.
Aulla en vez de ladrar por puro contento y arrastra el trasero por el suelo cada vez que llegan a la casa. Para él eso significa comida...
Muchas veces no tiene hambre, se sirve en la casa del vecino. No sé cómo entrará...

Pero lo cierto es que el "señor Toby" encontró un lugar para quedarse el resto de su vida y está totalmente recuperado.

Hasta ha tenido tiempo y fuerzas para ser el papá de tres cachorritos preciosos...

jueves, 28 de octubre de 2010

miércoles, 27 de octubre de 2010

DETALLES QUE CAMBIAN


"Parece que el tiempo pasa..."

Eso me dije esta mañana cuando llamé a las niñas para llevarlas al colegio. Ángela se hace le remolona, se da la vuelta y vuelve a taparse.

En la pared de su cabecera puso hace poco un póster de tres gatitos pequeños envueltos en una boa de plumas lila.

Se me ocurrió hacerle la gracia, igual que el día que estrenó el pijama de flores:

"¡Anda... Ohhhhh, se te cayó una flor... Ohhhh!". Ella se miró el pijama y yo solté una carcajada...

Hoy le dije: "Ángela espabila... Mira; hasta los gatitos se despertaron ya. Míralos con los ojos abiertos..."

Ángela se frota los ojos y pestañea. Y con la voz ronca me dice la primera frase del día:

"Mamá, ¿pero tú piensas que yo me voy a creer eso...?"

martes, 26 de octubre de 2010

SOÑAR

No puedo evitar lamer entre tus labios el antiguo placer de anhelarte.

Si hoy mi locura acecha como un animal perdido, será que tus manos vistieron mi piel.
Ahogas mi aliento, me alimentas. Y de beber en tus deseos lleno la noche.

Es el lugar que encuentro para esperarte, para llamar tus palabras y soñarte.
Sin sentidos que guardan sabores; que poco importan mientras me acaricias.
Sueños de nada que viven del silencio. El silencio que escucho y deseo, que llenas y desatas...
De madrugada, vuelves a tenerme... sólo tuya.

domingo, 24 de octubre de 2010

ESCULTURA URBANA


ABSTRACCIÓN
Pareja de bailarines.

sábado, 23 de octubre de 2010

PIMIENTOS DEL PIQUILLO

Estaréis conmigo en que todos los pimientos no pueden ser del piquillo... y bastantes ni siquiera optarían a ello.
Tan sólo unos cuantos tendrán el honor de ser reconocidos como tales.

Hoy en día, parece ser que todos los españoles o una gran mayoría al menos, quieren llegar a ser pimientos del piquillo. Y lo digo reconociendo la paciencia que le ponen.

Hace muchos años la gran mayoría de españoles ansiaban ser toreros. Y no era para menos, al ver al "Cordobés" hacer el salto de la rana. Llegar a dónde llegó, salir de la nada... eso tiraba mucho. ¡Vaya que sí!
De aquello de emigrar no nos quedó nada más que las ganas de quedarnos. Poca gente se plantea la idea de ir a otro pais a trabajar.

Pero fijaos que la cosa ha cambiado de envoltorio, pero no en el contenido.

Hoy la gran mayoría de españoles quieren ser funcionario. Es un sueño dorado, algo inalcanzable en muchísimos casos porque, claro está, el estado no puede hacer funcionarios a todo el mundo.

Y la culpa no es nuestra. Es la evolución "natural" de las cosas... De las cosas mal hechas.

La teta está seca. Si alguna vez fue gorda... que no lo sé.

viernes, 22 de octubre de 2010

EN SAN FERNANDO.


LO IMPORTANTE ES DECIRLO...

jueves, 21 de octubre de 2010

NECESITAS Y CALLAS

Ayer pude leer un artículo publicado en un diario local, firmado por Alberto Matilla.

Podeis leerlo íntegro en la siguiente dirección: http://www.albertomatilla.com/
286.669.

Las cifras que da sobre los ingresos de miles de andaluces son tremendas. Y la provincia de Cádiz es una de las más castigadas.

En efecto. No se puede vivir, ni siquiera sobrevivir con la limosna que perciben miles de personas cada mes.

Al leer este artículo, pronto dejé de ver cifras y comencé a visualizar rostros. Los de personas que conozco que viven así. Que se alimentan antes de la sal de sus venas que de ningún potaje.

Y es que, aunque estemos hechos de un "material especial", y estemos acostumbrados a hacer cabriolas con los ingresos, ya está bien de que se rían en nuestra cara.

Se convierte en un pesado lastre el dicho: "En el pais de los ciegos el tuerto es el rey". El que tiene trabajo, los que pueden permitirse pagarse el lujo de una casa propia por ejemplo, se alejan hasta los confines del universo de los que sobreviven con cantidades como 300 ó 500 euros al mes. Y en miles de casos ni eso...

Esto crea una desigualdad bestial.

En la calle, dónde los políticos y los responsables de todo esto no ponen un pie, la gente cavila con las manos en los bolsillos pensando en cómo cubrir las necesidades de comida, ropa y calzado.

Se escuchan por las esquinas que menos mal que está el PRODI, que menos mal que está el salario social. Y es que parece que hablan de cartillas de racionamiento ¡por favor!.

¡Cállate que tenemos la política social!, ¡cállate que tendrás asistencia sanitaria de beneficiencia cuando se te acaben las ayuditas!. ¡Cállate y espérate, que te daré para ocuparte en algún cursillo!

¡TRABAJO!, ¡Maldita sea, TRABAJO! ¡Qué tenemos a padres y madres de familia viviendo de y con los abuelos!, ¡qué están las mujeres reventás de trabajarles a señoras y agüantando pijeríos por dos duros!,..y vendiendo óvulos y ganando cuarenta al bingo que para todos los gustos hay. ¡Qué la contrata de la subcontrata y cállate que te llevas 25 euros para casa, y hoy le compras al niño filetito de ternera!

Cuánto miedo veo en la gente, cuántas expresiones en los rostros serios, conformes, de miradas ausentes.

Que lo sepan. La maldita economía sumergida, ésta que esposa las muñecas a una rueda de molino, la que avasalla, la que humilla... tiene el estómago lleno de los que pagan la crisis.

Y sobre ellos, va la jueza con el vestido de marca planchadito al juzgado, va el empresario al concesionario más caro.

Y el maldito especulador sigue a lo suyo.


miércoles, 20 de octubre de 2010

¿QUÉ HACEMOS CON ELLOS?

Chicas, francamente tengo de sobra. Supongo que todas tendréis de sobra, para todas las ocasiones además.
Pero en esta vida cotidiana los deberes me obligan a dejarlos olvidados en un rincón.
No sé si os pasará, pero a veces los miro de reojo y rememoro días y noches de auténtica fiesta pagana...
Tendrán sus detractores y detractoras, pero yo jamás me dejaré influenciar porque los adoro.
Adoro sus prestaciones, su capacidad para elevar bien arriba... ¡ay!

Tan sólo las que pasan el día mejor sentadas, pueden lucirlos a sus pies en todo momento. Ahí, bien colocaditos, guapos de verdad.

Usarlos o no, es sólo cuestión de gustos y estilos. Respetable siempre, porque pienso que una mujer es siempre maravillosa, con o sin ellos.
No puedo soportar que digan que son un objeto fetiche, un invento machista. ¡Menuda tontería!
La seducción es un juego. Y los zapatos de tacón son sólo una ficha en el tablero, ¿o no?
Eso sí, un ratito. Luego, no sirven...


lunes, 18 de octubre de 2010

DE CHICLANA A LA ISLA.


Ya tendría yo que haber advertido que no iba a ser un viaje como tantos otros...
Tendría que haberlo advertido cuando casi subo al autobús equivocado.
Menos mal que la "porfía" que mantenía con aquella impertinente señora de pelo como esparto, me salvó de colarme en Puerto Real en vez de en la Isla.

-Que no... Que éste autobús tiene parada en el "Eroski" que yo lo sé -le decía yo.
-No, no, no... Te digo que no.-me replicaba.

Perpleja por nuestra discusión, la argentina emisora de la fatal pregunta nos miraba tras sus gafas de sol frunciendo el ceño y manteniendo el tipo.

-Es que este no pasa por el "Eroski", va "pa" Puerto Real.-aclaró la del pelo oxigenado.
"¡Ostras, pues menos mal!", pensé.

-Nada, tiene usted razón, estaba confundida.-y dirigí una sonrisa a modo de disculpa a las dos señoras.
Otro autobús del Consorcio hacía su aparición en aquel momento, y tarjeta en mano me aseguré de que, efectivamente, era el mío.

-¿Es usted "San Fernando"?-le pregunté con guasa al chófer, asomando por la puerta abierta.
-No. Yo soy Juan Antonio.
-Ea, pues ya está.

La argentina y yo subimos al autobús de San Fernando. Ocupamos los asientos delanteros y aproveché la compañía para charlar otro poquito.
Juan Antonio venía bastante "colorao"; la mañana había dejado los trece grados de las ocho para encapricharse de calorcito primaveral.
El último en subir fue un señor con moreno de campo y casi ningún diente sano, que pidió que le abrieran la puerta trasera.

Al momento, un estruendo exagerado hizo que nos volviésemos todos.
Juan Antonio se levantó de un salto de su asiento, y abrió la portezuela del conductor.

-¿Pero qué es lo que quiere "meté" ese hombre ahí Dios mío?

El buen señor, ayudado de una carretilla, subía una a una más de veinte planchas de hierro oxidado con remaches en los filos. Y allí, en mitad del autobús las iba amontonando sin hacer caso de los aspavientos e incordios del chófer.
Yo, que seguía con la guasa, le dije a la argentina:


-No se preocupe usted. Esto es una cámara oculta...

La gente miraba la escena entre atónitos y divertidos. Era surrealista.
El señor de las planchas sudaba como un pollo cogiendo cada una de ellas, a la vez que producía un ruido tremendo cada vez que dejaba alguna en el interior del autobús. Parecía que estaba trabajando en el dique...

Juan Antonio pasó de un colorao aceptable, a color gamba cocida mientras hablaba por el móvil con el señor inspector de la empresa.

-Pero déjelo "usté" "chofe", que yo lo agüanto y no je cae, joé, ¡de "verdá" que no, "chofe"!.
-¡Pero que es peligroso, que usted no puede subirme eso ahí, por "Dió"...!
-"¡Ji la traío yo der Pago l'umo y no man disho ná, chofe...!"

Juan Antonio le había pedido una escoba y un recogedor al chico de la tienda de frutos secos, que estaba abierta allí mismo, y recogía con poca destreza la suciedad que las planchas iban dejando.
Entre los viajeros la espectación era creciente.
La argentina se había quitado las gafas, y miraba la escena con los ojos abiertos como platos.

Yo pensaba en el apuro del pobre hombre con sus planchas, pero bien sabía que no dejaban subir ni una bicicleta, que fastidiada me quedé el día que me enteré y tuve que desistir en dar paseítos con mi bici por el Novo...
Abandoné la idea de llegar a la hora prevista al trabajo en el mismo instante que imaginé que aquello iba a acabar mal.
Pero en contra de mi pronóstico, el buen hombre entró en razones y fue al fin bajando una a una sus planchas de hierro del autobús con idéntico estrépito, y colocándolas de nuevo sobre la carretilla en la acera.
El autobús de la Isla salía entonces con quince minutos de retraso, mientras el señor se alejaba bordeando la hilera de taxis de la acera de enfrente...

Juan Antonio recuperó poco a poco su color "coloraíto" natural.





domingo, 17 de octubre de 2010

viernes, 15 de octubre de 2010

OFICIANDO


Claro ejemplo de enfermiza vagancia es el abogado en turno de oficio. Una lacra insalvable, una pestilente travesía insufrible, si no puedes pasarle por las narices un puñado de olorosos billetes.

No puedo evitar pensar en cuándo anunciaron a sus orgullosos papás que iban a tomar las ciencias jurídicas como carrera universitaria...

"¡Ay, mi niño. Un abogao en la familia...!"

Estas buenas personas, empáticas dónde las haya, tienen mucho trabajo. Y como es natural, dan paso primero a lo más importante, claro está: a los expedientes y procesos que llevan un recibito en la cabecera.

¡Valiente pandilla de sinvergüenzas! Soberbios, clasistas a menudo...
De vientre suelto y pocos gases.
Y hablo así por conocimiento y porque me da la gana.
Es cierto que se ganaron mi antipatía a pulso, y es que no puedo entender cómo es posible que actúen como lo hacen.

De sobraos gustan de ir, avasallando como deporte opcional al paddel.

¿Denunciar irregularidades? ¡Ja!, menudo chiste...
El corporativismo es peor que un olor a pie sudado...
El dinero, el poder, el pasotismo, la vagancia... ¡Menudo atajo de bobalicones! A ver si se les cae el pedestal a pedazos y dan con esas posaderas cinemascópicas en el suelo.
Eso sí, hay que estar pinchándoles, que pesaítos hay que ser y las denuncias están para ponerlas.
¡Vergüenza debería de darles a esos que no trabajan como deberían hacerlo por asignárseles un procedimiento de oficio!
¡Menuda pandilla de intratables!

jueves, 14 de octubre de 2010

¡QUÉ COSAS!

LA RUEDA QUE PARA


En los arrebatos de esta conciencia, en los que el sol se oculta, los cuervos vuelan a ras de mi cuerpo quieto.

El olor nauseabundo de la realidad me asfixia... la mermada esperanza viste de negro.


Y aparece un ave antes blanca, deseperada por liberarse del fango que la retiene.


De los arrebatos de esta conciencia en los que la empatía me tortura, resultan marchitas las rosas de mi alma, insultadas por la inmundicia y la soberbia.

Quedan entonces cenizas que se esparcen con el viento; vuelan fragmentos de huesos pulverizados, y dejan un paisaje inhabitable yermo, gélido, desolador.


De los arrebatos de mi conciencia, aquellos que confunden mi alegría, quedan tan sólo niños perdidos que me esfuerzo por reconocer, por abrigar, por querer...

...mientras todos, semejantes a nosotros, nos miran y preguntan:


"¿Por qué paráis?"

lunes, 11 de octubre de 2010

EL REINO DE NOJK


Altira descendió con suavidad por el túnel de acero.
Sus pequeñas manos le servían para impulsar el cuerpo desnudo que caía deslizándose sin dificultad.

No acertaba a recordar las unidades de tiempo que llevaba en las entrañas de Nodriza, aunque podía intuir que debían de ser algunas más de las que planificara como necesarias.

Sus ojos, de iris tornasolado, habían alcanzado la máxima eficiencia y adaptados completamente al oscuro entorno le permitían poder percibir los detalles de las oxidadas uniones de metal, los márgenes de las pequeñas ventanas que conectaban con el exterior e incluso algunos "énipos" anaranjados, de pequeña cabeza y grandes patas que utilizaban los diminutos conductos para buscar un lugar alejado del manto empapado.

El olor de la tierra penetraba por los conductos de ventilación, traído por los fríos vientos propios a la estación de crianza.
Podía oler la humedad de la tierra empapada por las lluvias, oir su latido inconfundible.

El movimiento de los pequeños seres que habitaban fuera del túnel como los viscosos "énipos", rozaban la estructura con sus insignificantes cuerpos, intentando abrirse camino a través de él como a través de la tierra, sin conocer ni entender la naturaleza de aquel acero que discurría serpenteante profanando el vientre de Nodriza.
Aquel segmento del túnel debía de transcurrir sobre la gran sala, lugar al que Altira deseaba llegar, desafiando los códigos de conducta establecidos a las Nojks con limitadas unidades de tiempo.
Por el momento aún no había alcanzado su capacidad plenaria, pero sin haber llegado aún al límite del conocimiento de las ciencias poseía ya entonces signos internos de madurez.
Eran estos signos los cauces utilizados con seguridad por las voces de llamada que había intentado acallar durante varias órbitas de Xira; llamadas que quizá pertenecieran a algún ancestro, a algún ser viajante que la acompañaba y que atormentaba sus descansos con frases insistentes, susurros que disminuían degradados por el poder dimensional.
La atención que presentaba a sus pensamientos al bajar las oxidadas escaleras impidió que pudiera esquivar el cuerpo de un "ódriap" que corría asustado al percatarse de la presencia de la Nojk.
Los infelices "ódriap" habían servido siempre con ciega lealtad al reino. Al menos esto había creído Altira, que poseía varios para su aseo personal, y desde su primera fase de conocimiento cumplida, disfrutaba de uno para su servicio sexual.
Cuando la reina Inharah le otorgó este privilegio en la pasada estación de crianza, se había mostrado impaciente ante la inminente experiencia de apareamiento. La ceremonia se había extendido durante varias órbitas del satélite Xira, en las que ella y varias hermanas habían copulado por primera vez con distintos "ódriap"
La reina Inharah y varias hermanas mayores renegadoras del servicio del "ódriap" habían disfrutado del placer de sus propios cuerpos, privilegio sólo dado a las Nojks con indiscutibles capacidades plenarias.
Ellas habían sido durante miles de unidades de tiempo las madres del reino, las precursoras de la alianza, las descendientes directas de las primeras colonias. Todo había sido siempre del modo establecido, jamás pensó Altira que el "ódriap" pudiese poseer sus mismos orígenes; lejanos, oscuros y velados por el paso del tiempo.
Un tiempo desconocido en el que la vida habría sido diferente, tiempos ocultos que relataban la existencia de otra tierra y otro orden. Esto era parte de la enseñanza de las ancianas dueñas.
Su legado era extraño, sus historias hablaban de mutilaciones y sangrientas luchas, en una tierra lejana, mucho más allá de Nodriza.
Les hablaban también de cosas hermosas, de bellas noches iluminadas por un astro plateado... Desde entonces había comenzado a percibir los mensajes de aquel viajante dimensional...
Altira atravesó el segmento principal de Nodriza, atravesando el centro de poder y las salas de comedor, las diminutas celdas "buihara".
El túnel, excavado milenios atrás, presentaba múltiples reparaciones. Los conductos de ventilación consistían en arcaicos sistemas ya usados siglos antes. El acceso a la cámara subterránea sólo ofrecía un servicio insignificante debido a que el proceso final de Nodriza transcurría en las celdas de hivernación.
Nunca antes se había atrevido a llegar hasta el almacén de embriones.
Aquel era un lugar oscuro, una gran sala en forma piramidal, en la que tan sólo podía verse un depósito de resplandor purpúreo.
De vez en cuando una vieja dueña acercaba sus pasos lentos y seguros hacia el gigantesco tanque, arrastrando tras de si su característico cabello blanco por el suelo fenagoso. Asistiendo sus pasos con un bastón que sujetada con unas manos de largos dedos con pápulas.
Altira permaneció quieta y atenta a sus movimientos.
Pronto volvió el silencio a la gran sala, el leve borboteo del canal de aire sobre la superficie líquida era el único sonido. Recogió sus rúbeos cabellos sobre uno de sus hombros y esperó al final del túnel, escondida, anhelante.
Sus irisadas pupilas podían al fin percibir todos los detalles de la sala, el enorme techo de granito, las formaciones caprichosas en las rocas y el barrizal que conformaba el suelo, repleto de insectos.
Al fin avanzó cautelosa hacia el estanque, atraida por el fulgor purpúreo y el borboteo musical del fluido. Un olor denso y punzante le hizo retroceder.
Dispuesta a no desistir en su arriesgada incursión, optó por tapar la mitad de su rostro con una mano y asomar al estanque. Su piel pálida y desnuda reflejó el nuevo color, y una nueva expresión en sus ojos quedó dormida para siempre.
Miles de embriones se hallaban gestándose en pequeñas bolsas, flotaban en un mar púrpura conectados unos con otros por una incomprensible red de filamentos rugosos, de colores azulados y rojizos. La conexión ancestral volvió a atormentarla: aquello era lo único que quedaba de la Tierra.
Seres complementarios, que alguna vez fueron humanos, dominadores... cientos de miles de años después de la última civilización conocida eran gestados industrialmente, hacinados y sometidos por un reino de seres femeninos implacables que los utilizaban como esclavos fieles.
Los "ódriap" callados y sumisos, cuerpos fuertes programados para la esclavitud, manipulados genéticamente, hombres transgénicos sin pensamientos ni memoria, destinados a ser las víctimas de sus ancestrales compañeras...
Altira sonrió. De repente había sentido hambre; era necesario volver. Pasó su lengua violácea sobre los diminutos y afilados dientes.
Las celdas "buihara" ya estarían dispuestas...

domingo, 10 de octubre de 2010

Madrugada desnuda

Entre quererte y amarte quiebran las madrugadas
Cariño de agua...

Entre mi mano y la tuya, eternas las distancias
Caricias fantasmas

Hasta el olor de tu cuerpo, cuerdas ensangrentadas
Delirios que atan

Del latir de tus labios, sólo las rosas blancas
¡Sueño de mi alma...!




sábado, 9 de octubre de 2010

CÁDIZ

Taconea la mar sus alegrías...

la luz la viste

la luz la vence

la luz la besa

la luz la adorna

la luz la enciende

la luz le puede

¡Taconea!