domingo, 5 de diciembre de 2021

DOS MESES ANTES. Escrito por "Mariquilla", Charo Bolaño.

Intuí el fallecimiento de mi madre dos meses antes de que se produjese.

Ella estaba como siempre: mejor del azúcar, con sus dolores de huesos, caminando torpe, cansada... Pero algo sucedía diferente.

Algunos meses después de que comenzase la pandemia, mi mami retomó el tabaco. Su hábito de media vida volvió. Salía a comprar su paquete al estanco del barrio, a escondidas, con su tacataca o bien le birlaba a mi hermano y fumaba. Ella se relajaba así. Mi madre era fumadora. Nunca dejó de serlo, aunque lo dejase por un susto que le dio a su salud, allá con sesenta y cinco años, más o menos. Ahora, por el agobio de estar encerrada, volvió a fumar y ni siquiera le preocupó tener puesta una endoprótesis vascular. 

Mi madre fue una víctima más de la pandemia. Ni siquiera llegó a las vacunas. Murió dos meses después de mi presentimiento. Se llevó fumando todo el verano pasado. Yo la reñía en mi casa, porque me aterrorizaba verla fumar y con qué despreocupación lo hacía.

Fue curioso aquel presentimiento; yo lo traducía claramente, como un mensaje de mi abuelo Juan: El abuelo me está diciendo, de alguna forma que no logro entender, "no quiero que la niña fume". Eso creía yo que me decía el finado, al que ni siquiera conoció mi madre, ya que murió cuando ella tenía cinco años. "No quiero que la niña fume"... Y no sabía yo que era un presentimiento sobre lo que iba a suceder.

Un mes antes de que mi mami falleciese, estuve en su casa con ella unos días y se lo dije : "Mamá, que el abuelo Juan, tu padre, no quiere que fumes. Está preocupado". 

Yo no entendía, ni entiendo aún, por qué yo me expresaba así. Creo que, efectivamente, intuí lo que iba a pasar. Ella me contestó: "Chiquilla..., si yo no conocí a mi padre", y hacía un gesto de apartar aire con una mano. 

Mami...

Se le paró el corazón y amaneció dormidita. Un año sin ella. Cuánta pena. ¡Cuánta pena desgarradora y honda!


"Mariquilla"

sábado, 13 de noviembre de 2021

ESPERE, COMA, SALGA

ESPERE, COMA, SALGA.

Anoche vi algo absolutamente perturbador: una larga fila de coches, dándole al claxon con desesperación, hacían cola, a eso de las nueve y media, para entrar en el ridículo recinto que, el Burger King de Chiclana, tiene para despachar pedidos "auto" y para aparcar y estar adentro. 

Me inquietó muchísimo la desesperación de la gente que tocaba sus cláxones con enfado... ¿por comer "comida rápida"? Es digamos... un colmo: el de la necesidad impuesta por lo rápido y lo fácil.

Lo dicho.

Miré la luna, me hizo feliz su semblante de ojo moruno, sentí con agrado el frío húmedo de la magnífica noche, ajusté los auriculares para no dejar escapar ni una sola nota de mi adorado Debussy y sorteé la fila tras mi visita al súper cercano, contentísima por la oportunidad del paseo y de una cena de brócoli salteado, jamón dulce y salmorejo, en cuanto llegase a casa.

viernes, 29 de octubre de 2021

 Hay un creador de mariposas, que engorda las bellas alas con su aliento y después, gris en las cínicas sombras de su gula, las devora y las olvida.

Pero las mariposas, que viven tan poco, frágiles y blandas, encuentran siempre una grieta en un espejo y cristalizan en nuevos amaneceres, en inmensos cielos con estrellas.

miércoles, 20 de octubre de 2021

sábado, 16 de octubre de 2021

PREMONICIÓN

Una noche, en las primeras estadías de un enamoramiento, soñé con mi amado incondicional portando sobre su cabeza una caja en forma de cubo cerrado. Aquella caja inquietante encerraba y ocultaba su regia y vetusta cabeza; no dejaba ver sus rizos romanos, ni sus ojos verdes picantes, ni su sonrisa de niño grande. Para que respirase, aquel objeto horrible se había servido de pequeños agujeritos en su cuerpo de madera y así mi amor no se ahogaba y podía mantenerse en pie. Sólo la penitenciaria caja y yo sabíamos en dónde nos encontrábamos: una sala pequeña, de paredes verdes setenteras, viejas, alumbrada por los desoladores haces de luz blanca de unos tubos fluorescentes que colgaban de un techo alto, infinito.

Viéndolo a mi amor de tal guisa y bajo semejante encantamiento, lo llamaba, inquieta y triste. "¿No me oyes?, soy yo, Charo, tu amor. Tu amor, que dices que adoras..."

Pero él, feliz dentro de su cubo, parecía vivir otra vida, metido en otra conciencia y, ni aquel recién nacido, que, de repente apareció entre mis brazos, logró que abriese los párpados de su tez de madera con pequeños agujeros para respirar y su figura se fue alejando de mi presencia, inaugurando así un nuevo círculo en el Infierno.

Este fue un sueño real y premonitorio. Aquel amor recién estrenado, pasional, profundo, embriagador, fue parasitado por un cubo indolente y cerrado y mi amor, junto aquel hijo nuestro que también fue real, se instalaron para siempre en el más oscuro, desolador, intrincado e inaccesible de los Infiernos de mi corazón.

A veces, intuyo, sueño o percibo cosas que sucederán más tarde. Pero sólo cuando algún remolino de sustancia se desprende de la sierpe del tiempo y gira un poco y yo lo veo al tomar una esquina y se sienta en un sueño mío o en un cuento. Así, cree que me avisa, como un favor de amigo, pero nunca me hizo feliz sentir tanto y anhelo la indolencia como anhelo  mi niñez.