Hay un creador de mariposas, que engorda las bellas alas con su aliento y después, gris en las cínicas sombras de su gula, las devora y las olvida.
Pero las mariposas, que viven tan poco, frágiles y blandas, encuentran siempre una grieta en un espejo y cristalizan en nuevos amaneceres, en inmensos cielos con estrellas.
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