domingo, 10 de julio de 2011

SANTAS MENTIRAS.

Siempre nos han vendido humo. Les conozco desde dentro y sé de lo que hablo. Supongo que es tremendamente personal el hacerse un seguro de decesos, porque de esto mismo quería hablar: del seguro de decesos.
Existe la tradición de "apuntar" al recién nacido en la aseguradora, igual que se "apunta" a socio del equipo de fútbol. El recién nacido paga desde que nace el derecho a descansar cuando deje de existir en un digno nicho, por un máximo de cinco años.
Durante el corto espacio de tiempo en que estuve intentando aprender a decir "Diego dónde dije digo", me encontré con frases como: "¿Cuántos entierros pagó mi padre, si estuvo toda la vida?"
Pues sí. Este señor, como tantos y tantos, dan de comer a la bestia informe del capitalismo manipulador. Al negocio del miedo.
La solución pasa por replantear estas "tradiciones". ¿Es necesario pagar una cuota desde que se nace para que te entierren? ¿No es esto ridículo?
La misma aseguradora establece unas primas que aumentan según la edad del individuo. O lo que es lo mismo: el riesgo a fallecer aumenta según nos hacemos viejos, esto es lógico. Por lo tanto: ¿no es regalarles el dinero a ellos hacer un seguro de decesos a bebés, niños y jóvenes?
Actualmente los jóvenes, por regla general, no se preocupan por estos pormenores (más que nada porque ya se lo pagan sus padres o abuelos, más conformes a la tradición).
Las aseguradoras, que saben tela, para "tapar" estos huecos venden a los que no quieren el seguro de decesos, un seguro de decesos (por narices) pero disfrazado de seguro de accidentes. Con remuneración diaria por estancia hospitalaria, pero sólo si es por motivo de una intervención quirúrgica y sólo después de tres días de ingreso... y más adornos por el estilo.
En resumidas cuentas que sigues pagando durante años y años y años un seguro de decesos para que, cuando te mueras, tus familiares tengan que sacarte del nicho a los cinco años. Esto la gente no suele entenderlo y por eso reaccionan así. No se trata de ir "juntando" el dinerito para el entierro, pagas un mes por si te mueres ese mes, pagas el siguiente, por si acaso te da por morirte el siguiente...
Entonces, ¿no es más lógico hacerte un seguro de decesos cuando empieces a "renquear" escandalosamente y no en la más tierna infancia? Total, vas a obtener lo mismo, pero te saldrá mucho más económico y además podrás aprovechar lo ahorrado para unas buenas vacaciones (digo yo). El ser humano es un animal de costumbres...
Existen, por otro lado, pequeños ajustes que pueden hacer en tu póliza sin tu consentimiento y por supuesto sin enterarte.
Aconsejo en este punto que, exijáis el presupuesto en vuestra presencia y a ordenador. Y que miréis siempre qué es lo que pagáis por "el seguro de accidentes", ya que según esto obtendríais más o menos dinero de indemnización por uno si lo tuviérais y perfectamente os podrían "colar" el importe mínimo si no miráis con detalle. Y jamás, JAMÁS dejad que os enrollen por teléfono.
Recuerdo una frase super elegante, concisa y contundente que me dijeron una vez. No daba lugar a exponer seguro alguno y es:
NO ATENDEMOS LLAMADAS COMERCIALES. (qué glamour, por favor)
Me gustaría acabar con una nota romántica y muy personal.
Y es que me la "repampinfla" el seguro de decesos.
Cuando me muera, quisiera biodegradarme tranquilamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado leerte. Vengo a tu blog...y me quedaré, mientras mantengas abiertas las puertas.

Un abrazo.

Cuenticiente dijo...

Gracias por subir a la cornisa. Un abrazo.