lunes, 31 de diciembre de 2012

Todos aquellos
de los palcos cibernéticos,

¿pensarán que algo es cierto?
Los mutantes, al aquelarre echan una hembra o más.

Y de aquello esperan
apoyados sobre su pierna.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Desesperado Carusso...
no te vayas,
quédate. Aunque sólo sea
para decir que
otra vez te marchas...

Aunque tu mar me ahogue,
tus brazos me pierdan
tus besos
me hagan llorar...


Mientras sea tu farfalla amada,
el alimento de tu deseo,
Carusso, amigo
Verde mar mío.

No te vayas...

sábado, 29 de diciembre de 2012

WOMEN ARE NOT A TRAMP (antídoto)

Amador de coños,
no dirás qué tacones,
ni dirás qué perfume.
No alabas la servidumbre,
ni te rindes al pegote de rímel
ni sabes de cenas a la luz de las velas.
Amador de coños,
no te guardas,
ni vigilas, ni te derramas
ni te prestas.
Amador de coños
...las cosas así
están bien,
como son.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Brindo a la luna tu sonrisa canalla,
brindo tu guarida.
Tu saliva.
Mi sexo.

viernes, 21 de diciembre de 2012

HEROÍNA POR COJONES

Lamentablemente nos vendieron la moto. Muy cara, además.
Las mujeres, en pro del más deleitoso de los éxitos personales, por lo que piensan algunos, habrán de considerar el hecho de que la crianza de los hijos es exclusivo de las féminas.

Y lo dicen mujeres a las que consideraba no machistas. Observo entonces actitudes retrógradas, asimilaciones asfixiantes, injustas.
"Se tiene el hijo pensando en que es de una..." "Esto tenemos que aprenderlo..."

¿No exigir responsabilidad, entonces?
¿Se es menos madre o se quiere menos a los hijos por ello?

De esta forma eximen al padre de su responsabilidad, para que él elija si le apetece más las cervezas en el bar o estar con su hijo.

Disculpen ustedes; 

YO NO SOY UNA HEROÍNA.

martes, 18 de diciembre de 2012

UN POLVO DE ESTRELLAS

No supe nunca cuántos años luz habría recorrido, ni qué misterios cósmicos hubieron visto sus ojos.
Lo único que puedo saber con certeza es el motivo de su largo viaje.

No hubo vibración que saliere de su garganta, ni estremecimiento alguno conmovieron jamás sus huesos.
Su empeño firme y calmado sometieron la desconfianza que me provocaba su cuerpo sin sexo; el hecho de imaginar que sería incapaz de dar placer.
Ofrecía sin embargo una imagen andrógina, bella, armoniosa, de elevada estatura y piel como la ardora que me excitaba lentamente, como una marea que penetrare pausada en la tierra, lamiéndola voluptuosa, recreada en el poder de invadir la intransigencia y convertir mi voluntad en una solicitud apremiante y desesperada, mi aliento en sonidos guturales, subterráneos, apostándose al fin sobre mis labios en gotas de saliva que repartía con mi lengua sobre su rostro.

Una y otra vez percibía la intención de sus deseos como una voz susurrante en mi mente, después de forma clara cuando aquellas olas cálidas se extendieron por mi vientre, acelerando mi sangre.
Entonces se colocó a mi espalda y comenzó a tocar la nuca con sus dedos, la frente, el rostro. Suavemente, rociando mi cuello con su aliento.
Los mejores polvos de mi vida se sucedieron de nuevo en mi cuerpo, uno tras otro, como un caudal desenfrenado de agua... y pronto fui un mar de saladas esencias, temblorosa y vencida.

Cada roce era una nueva sacudida, agotadora, que dejaba mis recuerdos vertidos generosamente en su ser. Se alimentaba de mi placer y de nuevo me lo ofrecía, en un flujo de energía sin fin.
Su firmeza, la confianza que aquel ser transmitía, inoculaba en mis venas un placer infinito tan sólo con la tibieza de sus dedos. Jamás me había sentido tan hembra, tan deseada, tan perdida...

Fue entonces, llevada por un placer desbordante e impulsada por un recuerdo tan ancestral como indomable, cuando hallé en mi boca su carne, desgarrada entre mis dientes en pequeños hilos.

Despojada de todo recuerdo observé la terrible herida en su cuello y el manar impetuoso de sus arterias.
Lejos de sentir nada más, apresuré mi deseo más anhelante y comí de su carne blanca y suave hasta poseerle...

viernes, 14 de diciembre de 2012

TOC

TOC

Abel creyó siempre que los ciento doce tapetes almidonados con los que su mujer adornaba el hogar, que el ceremonial de doblar las toallas en perfecta forma rectangular y el meticuloso planchado de los embozos, eran cosa de mujeres "señoras de su casa".

Anita murió de cáncer sin poder limpiar con lejía sus células, sin restregarles el estropajo como hubiere deseado, sin ponerlas en orden, imp
olutas...

Quince años después de la muerte de su amada esposa, Abel hubo de recomponer su ánimo cuando alguien le habló del TOC.

Supo entonces que quién dejaba los embozos de puntillas perfectamente planchadas, quién se esforzaba en la pulcritud de las toallas esponjosas y dejaba los ciento doce tapetitos primorosamente almidonados, no había sido su esposa sino un ser extraño con el que convivió casi treinta años...

martes, 4 de diciembre de 2012

CONSEJO

"Aliméntate bien", le había dicho.
Y Charito se fue al balcón para exponer la canica a la luz del día, por si algún habitante del pequeño planeta ambarino hubiere decidido salir a saludarla en aquella mañana.