
Entre el comienzo y el fin tú viniste a rescatarme
fresca de agua morena y varas de canela
Colores de regaliz y lagos de chocolate,
campos de rosas tibias que vendrías a regalarme
Vientos de agua marina, palabras... ¡tan inocentes!
Olores de risa blanca que rezan cien mil verdades
Sueños de alondra nueva, dolores de soledades...
Coraje de mis batallas, valores por ser cobarde.
De este cariño ciego, quizá pudieras perdonarme
Y es que te quiero tanto... ¡y la luna no podré darte...!
Ocho estrellas melosas adornan mi pecho de madre
¡Perdona mi niña morena, que la luna no te alcance...!

2 comentarios:
Hermoso.... Ya quisiera ser esa niña...
Ambas debeis de estar orgullosas.
Besos!
¡Gitanitas aceitunás!
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