viernes, 29 de octubre de 2010

El "señor Toby"

Alguien lo abandonó en el Parque de los Alcornocales.
Andaría mucho tiempo deambulando por los montes antes de llegar a la casita de campo. Y ya no se fue...
Al principio no quisimos acercarnos mucho, aunque él tampoco mostraba mucho interés por las personas.

Pasaba las horas echado en el leñero. Era un saco de huesos y le faltaba mucho pelo.
Creímos que estaría enfermo, quizás algo contagioso...

Me miró la primera vez. Y en aquellos ojillos perrunos vi la tristeza. Sabía perfectamente lo que sentía; tenía miedo pero conservaba la esperanza de ser querido. Si te acercabas casualmente con la escoba para barrer, él salía corriendo con el rabo entre las patas y la cabeza agachada...

Quizás os parezca una tontería, pero su sufrimiento se me clavó dentro del alma como un puñal. Le imaginé asustado de noche, engullido por una espesa oscuridad. Hambriento, sediento... dejándose las fuerzas mientras marchaba de un lado a otro.

Y ya le quise porque sí. Porque queriendo al pobre animal "vengaba" de alguna manera el maltrato que había sufrido, y la injusticia de haberlo abandonado a su suerte. Porque compensaba así el sentimiento abominable que lo había conducido hasta nosotros.
Lo primero que comió fue un trozo de pan del día anterior. Asustado, pero ávido.
Mis hijas le llevaban magdalenas a escondidas... Las niñas se le quedaban mirando aún inseguras, queriendo jugar con él.
Pero el "señor Toby" no tenía fuerzas para jugar.
En apenas dos días cambió bastante. Era un perrillo joven. Feo..., pero con unos preciosos ojos castaños. Comenzó a recuperar las fuerzas y jugaba con otra perra que a veces iba a la casita de campo.
De esto hace ya un tiempo...

Ahora el "señor Toby" ya no es el mismo. Está gordito y le creció el pelo.
Aulla en vez de ladrar por puro contento y arrastra el trasero por el suelo cada vez que llegan a la casa. Para él eso significa comida...
Muchas veces no tiene hambre, se sirve en la casa del vecino. No sé cómo entrará...

Pero lo cierto es que el "señor Toby" encontró un lugar para quedarse el resto de su vida y está totalmente recuperado.

Hasta ha tenido tiempo y fuerzas para ser el papá de tres cachorritos preciosos...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

El ser humano somos lo peor, pero también los hay que son capaces de lo mejor. Siempre he tenido perro, toda la vida. Y gatos y patos y tortugas y periquitos y de todo, por separado y conviviendo juntos y he aprendido de ellos lecciones muy importantes.
Son nobles, amables, graciosos, cariñosos, a veces un poco brutos, pero en definitiva, adorables, tiernos, protectores, amigables...compañeros.

Es una lástima que alguien sea capaz de tratar mal a un ser vivo, pero más lo es que sea capaz de tratar mal a un ser vivo que tiene ojos y puede mirarte directamente a la cara.

Soy demasiado sensible y si fuese lo suficientemente valiente, dejaría de pertenecer a la raza humana desde ahora mismo...

¡Quiero ser un animal!

Anónimo dijo...

Me ha emocionado el texto, Chari. Hay tantos Tobys por ahí perdidos...

Eva la chiclanera.

Cuenticiente dijo...

Gracias por vuestra empatía; los animales son los mejores maestros para el ser humano. ¿No créeis?
¡Vaya frase! Es buena... ¿eh?

Equilibrista dijo...

Pues me alegro mucho mucho mucho que haya dado a parar con vosotros.

Estoy de acuerdo con Dialogotomía. A veces también pienso que quiero ser un animal. :)

Cuenticiente dijo...

Sí, sobre todo porque tal vez son más libres que nosotros los humanos...¡Vaya paradoja!

David Hernández dijo...

Esa amistad, ese cariño incondicional... para mi no tienen precio. Quien no gusta de la compañia canina (felina, u otras tambien son validas) no sabe que quizás se este perdiendo a uno de los mejores amigos de su vida. Doy fé de ello.

Preciosa historia. (¿Porque no hay más como estas en los telediarios y en cambio tengo que aguantar disparates, tristezas y majaderias varias?)

Cuenticiente dijo...

Tienes razón Dys, estas historias necesitan darse a conocer.
Porque alimentan el alma.

Deberíamos parar... Mirar, observar. ¿Por qué un animal sabe más de LEALTAD que un ser humano? ¿Por qué un perro... y nosotros, señores de la Tierra, no tenemos ni idea?

Gracias por subirte a la cornisa.