martes, 8 de enero de 2013

UN JUAN AMOR MENOS EN EL PUTO MUNDO.


Libre e inconsciente, la esposa eterna había dispuesto, primorosamente, una lágrima para cada centímetro de su ataúd matrimonial.
Ordenó a todos los familiares que recogiesen sus desmayos e hizo recitar una letanía para la ocasión.
Cosió lazos de coral color en las abrazaderas de las cortinas y adornó su escote con perlas por segunda vez en su vida.

Después despidió a Juan Amor acariciándole la frente.

Y una voz en su cabeza, que no reconocía, le preguntó cómo había sido capaz de llegar hasta allí...

No hay comentarios: