viernes, 11 de enero de 2013

WERTHER AMADO

He de decirte Werther querido, que lamenté tu decoroso vestir azul y amarillo, tu corazón conectado al fulgor de las estrellas...
Por unas páginas, me recordaste lastimosamente aquellas letras solitarias de mis quince años; las febriles noches de valses eternos sobre la almohada, aquella brisa de agosto que hacía arrastrar mis pasos más que aligerarlos y aquello que me llevó, por primera vez en mi vida, a una poesía por amor...

Durante páginas, querido amigo, he deseado no ser tú cuando lo era sin saberlo y la naturaleza entera me adoraba y me engullía, cuando el amor aquel me precipitaba sin remedio en la inercia de los días, del mar de Cádiz y de los días y de las olas, amigo mío.

Tú único beso fue también mi beso y tu abrazo mi abrazo desesperado. "Vuela, amor, vuela"... mientras las nubes alargadas y sonrosadas del atardecer acarician el cielo de la bahía sin ser remedio alguno para el dolor más profundo.

Te ruego que me perdones, Werther, por no haberte querido durante largas frases, por haber pasado de puntillas por tu corazón malherido.
Al final, ya ves. Me tienes. Tu muerte no ha sido en vano.

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