martes, 7 de septiembre de 2010

AMORES EN SOBRE.

Algunos de mis compañeros del Colectivo Letras Libres recordarán quizás algún detalle sobre este texto. Hace ya, curiosamente, bastantes meses que lo leí ante un grupo reducido de ellos.
Aún no había nacido nuestro cuadernillo "AMORES" y esta historia optó en aquellos días a la categoría de texto oficial de nuestra obra conjunta. Causó diversas reacciones; unas favorables y otras algo menos que afirmaban que es ésta una historia demasiado trivial.
Siempre respetando las opiniones, he querido desempolvar esta historia y dejarla prendida en la cornisa.
Para leer el cuadernillo de AMORES del Colectivo pinchad en nuestro blog LETRAS LIBRES.




AMORES EN SOBRE
Sucedió por la mañana.
Asomando por encima del periódico y distrayendo escandalosamente mi atención de la sección deportiva, encontré frente a mí la hermosa cabeza de Lucía.
El platito dispuesto con dos croissants y tres magdalenas integrales no tenían ni una sola migaja de menos. Su zumo de pomelo rosa y el vaso con leche de soja estaban intactos.
Algo ocurría.


Lucía me miraba con aquellos ojos negros y a mí me parecía que daban calambre. El entrecejo fruncido amontonaba sus pecas en una expresión graciosa... Pero no.
A ella no parecía que le hiciera gracia nada.
Yo puse cara de cordero, que sé que funciona bien con las mujeres.
No hizo efecto, su semblante seguía congelado en una mueca de desagrado. La cosa era seria.
Agradecí que mi café solo ya reconfortara mi estómago, y estiré el brazo para coger una magdalena que acompañara mi incipiente inquietud.
-¡Joder! ¿qué pasa?-exploté.
Lucía sacó del bolsillo de su jersey dos trozos de... ¿plástico?...¿papel?. Los puso delante de mi cara sosteniendo uno en cada mano.
Cambió el ceño fruncido por un gesto inquisitivo al preguntar.
-¿Qué te parece que es esto, cariñito?
Yo me levanté de la silla deseando que esto fuera suficiente para teletransportarme a otro planeta. Lucía había pronunciado cada palabra lentamente, como quien dicta una sentencia de muerte.
Tragué saliva..., mientras una descarga de adrenalina traidora me impedía pensar en una respuesta coherente y esculpatoria.
Sin darme cuenta puse mis manos en posición futbolista antes de un penalti. ¡Lo que es el instinto de supervivencia!
¿Temía por mi integridad? ¡No, por favor! Ante todo, ¡calma, calma!
-¡Coño, el envoltorio del "chubasquero"!. Lo habré dejado por ahí tirado...¡ Es que cuando voy
"lanzao"!-volví a tragar saliva.
-¡Que no!... yo digo "esto"-cortó mientras meneaba uno de los pedacitos delante de
mis narices.
Hice un intento desesperado.
-Un trozo de un sobrecito de... ¿café soluble? ¡Claro!, ¿quién será el despistado?-pregunté.
-¡La madre que te parió! Este "resto" de envoltorio estaba bajo tu cama... ¡y fíjate cariñín!-Lucía rechinó los dientes sin parar de mover el trocito de sobre que me condenaba.

Tras la ventana, un perro ladraba nervioso, y podía oírse el espeso manto que cubría el asfalto cada mañana. Tenía que salir. Pero Lucía continuó.

-El mismo "modus operandi", rasgado de la misma forma, y tirado por ahí... bajo tu cama. Lo encontré casualmente, buscando un pendiente -suspiró, cerrando los ojos- ¿A quién te estás beneficiando? ¿No tienes bastante conmigo, cariñín?

No sabía qué decir. ¿Cómo convencerla de que aquel envoltorio de preservativo no era mío? Tenía que hacer que entrara en razón, ¿cómo podía pensar eso de mí? Y aquel tono irónico... tan demoledor, tan terrible, parecía asomarme a la fuerza al borde de un acantilado. Sin remedio para evitar caer. ¡Con lo buena que estaba!, no podía permitirme el lujo de que dejara de visitar mi cama.

Al fin, un rayo de luz y esperanza iluminó mi existencia entera.

-¡Lucía! ¡Ya me acuerdo!-solté al fin triunfante- Mi hermano Nacho pasó aquí el fin de semana. ¡Claro, montaría su fiestecita el tío!-bajé el tono y deslicé mi mano sobre uno de sus hombros- ¿Ves?, si tú ya me tienes loco ¿para qué quiero otra? Acabaría conmigo, ¡seguro!
Reí.

Lucía mantenía la vista baja. "Procesando datos. Venga, venga"

Al fin su cara pecosa se mostró relajada y feliz.

-¡Es verdad! ¿en qué cabeza cabe? ¡qué tonta estoy!
-¡Bah!, no pasa nada. Pero me diste un buen susto, joder.


De lo que pasó a continuación mejor omito detalles y gemidos. Aunque diré que, a pesar de tener el cuerpo sudoroso y mis ojos clavados en la boca entreabierta de Lucía, mi mente acertó a concluir:
"¡La próxima vez, mira debajo de la cama tío!"


9 comentarios:

genialsiempre dijo...

A mi no me parece trivial nada de lo que se escribe. EWste relato, lo que me parece, es demasiado real, nada romántico, y quizás por eso no encajaba en el librillo de Amores, pero lo cierto es que la realidad es así de cruda, tal como lo narras espléndidamente

Cuenticiente dijo...

Es divertido "meterse" en la cabeza del sexo opuesto, aunque inventar personalidades diferentes, femeninas-masculinas,y al revés, defectos y virtudes para crear cócteles diferentes, es algo que me atrae bastante.
Es como disponer las piezas de un rompecabezas y pasarselo genial encajando piezas imposibles a ver qué sale.
Pero tienes razón, es ésta una historia bastante común y hasta algo "light". Todos conocemos historias inusuales y hasta algo rocambolescas en estos asuntos de pareja.
He de decir que hombres y mujeres nos las ingeniamos perfectamente bien cuando deseamos salirnos por la tangente.
¡Viva el concenso!

Equilibrista dijo...

Es una historia de amor, de relaciones amorosas, por lo tanto podría encajar en Amores, creo yo...

Lo que pasa es que es demasiado realista, costumbrista quizás... Y tú sabes que puedes hacer algo más especial, original, sorprendente... tú misma los has dicho ¡que se salga de la tangente!... está simpático, pero no me llega a la fibra como otros textos tuyos

Está bien escrito, pero me gustaron más las otras dos historias que salieron en Amores, esas sí me llegaron... Perdona por la crítica (constructiva)

besos ;)

Pedro Estudillo dijo...

Es verdad que Amores de esos existen demasiados, por desgracia, pero eso no quita para que el relato sea bueno o no. Yo me he divertido leyéndolo, y creo que tu forma de relatar es brillante, sabes sacarle partido al día a día como nadie.

Un beso.

Carmen dijo...

Como este invierno de diluvios falté mucho, me perdí este relato tuyo. Me ha parecido muy simpático, y muy distinto a lo que sueles escribir (que no digo que lo que escribas es malage). Me lo he pasado muy bien leyéndolo, y eso, se quiera o no ya tiene un sentido literario.

Un besito Chari.

Cuenticiente dijo...

Hola compis, me alegra vuestras visitas siempre. Os respeto al máximo. Para mí sois maestros, y aprendo mucho de vosotros.
Gracias por el calorcito.
Un besote para todos.

Anónimo dijo...

La cuestión aquí es la falta de sinceridad para con uno mismo y para con el otro, como siempre.
Y también la maldita necesidad de poseer, de querer atar a una persona a nuestro lado para toda la vida, tanto por parte del hombre de esta historia como por parte de la mujer.
NO ESTAMOS HECHOS PARA VIVIR JUNTOS TODA LA VIDA. Y de esos fangos vinieron esos lodos...como se suele decir.

Nos da tanto miedo nuestra soledad e independencia que firmamos papeles que nos aseguren "algo".
Es el mismo miedo a la libertad del que hablaba mi apreciado Erich Fromm. Compartir, estar, pero querer sellar algo que por naturaleza es como el agua (incontrolable, libre)acabará por pudrirse, como le sucede al agua estancada.

Llevamos arrastrando ciertos comportamientos enquilosados desde hace muchos decenios (el matrimonio, los toros, las religiónes...)y ya va siendo hora de despertar, no sin entender el caos que eso va a generar por cuanto el ser humano necesita estar entre rejas para sentirse seguro.

Absolutamente en desacuerdo con la infelicidad, pero ésta no existiría como tal si las personas fuésemos más sinceras para con nosotros mismos y los que nos rodean.
Cuando un individuo lo es (sincero) con todas sus consecuencias, es tachado de raro, extravagante, loco, cuando no locamente envidiado y por tanto machacado.

Un beso.

Anónimo dijo...

Absolutamente en desacuerdo con la INFIDELIDAD, quise decir...

Cuenticiente dijo...

Adoro tu razonamiento crítico, inteligente y por encima de todo verdadero y completamente sensato.

Lo comparto, gracias por venir.
Un abrazo.