martes, 12 de junio de 2012

OTRA VEZ VISITACIÓN


...Venía Visitación por la acera dando saltitos como un gorrión, chiquitita y colorada, con su peluca color tizón mal puesta y asomándole por encima de sus orejas de mono tití los pocos rizos plateados que habrían de quedarle al boliche perfecto de su cabeza.

Corría ligera como el viento, para acudir tal vez a vigilar el reclamo invasor del pitorro de la olla o al chillido cariñoso de uno de sus polluelos de grandes zancas y hermosas carnes.

-¿Descansar yo? ¡Descansar yo! -me dijo sin pararse, antes de empujarme con un manotazo cierto, como reafirmando al mundo su necesidad invariable y legítima del uso diario de un buen trozo de acera.

Nadie más que ella sufre en el barrio a la hora de las comidas...

2 comentarios:

genialsiempre dijo...

A ver si dejamos de importunar a doña Visitación, que luego se queja de que hay una moza muy bien plantada que se le cruza por la calle y le hace preguntas....

Cuenticiente dijo...

Ay, que no; es un encanto de mujer. Con un genio contrapuesto al perfil de su figura. Vamos, lo que se dice un personaje...